Cashinahua

Llamada hantxa kuin (“habla kuin”) por sus propios hablantes, el cashinahua es una lengua que pertenece a la familia lingüística pano. Es una lengua aglutinante que se caracteriza por una morfología sufijal, que presenta raíces prototípicas para nominales, verbos y una clase restricta de adjetivos y de adverbios. La oposición entre verbos y nominales no siempre resulta pertinente. Más allá de eso, las categorías lexicales están predominantemente determinadas por sufijos de valor nominal, verbal, adjetival o adverbial, así como también por su respectiva posición en el enunciado. El orden preferencial de los constituyentes es SOV.
La familia pano está compuesta por aproximadamente treinta grupos que se concentran en la cuenca amazónica oriental, en una región geográfica continua entre Perú, Brasil y Bolivia. La mayoría de estos grupos habla su lengua de origen, pero un tercio ya se extinguió. Perú es el país que actualmente alberga a la mayor parte de los grupos pano, siendo el shipibo-conibo el más numeroso de ellos con cerca de treinta mil personas. Bolivia cuenta seguramente con dos grupos, los chacobos y los pacaguaras, y aparentemente también con los yaminahuas.
El parentesco entre las lenguas pano es bastante próximo, tendiendo en algunos casos a una excelente intercomprensión, como por ejemplo entre el cashinahua y el sharanahua. Algunas lenguas pano presentan fenómenos fonológicos (Key 1968) y sintácticos (sintaxis escindida, ergatividad morfológica) bastantes similares; hecho que, en comparación con otras familias amazónicas, sugiere una dispersión reciente a partir de una proto-lengua. Investigadores como Suárez (1973), por ejemplo, consideran a estos grupos como subfamilias de una familia mayor. Varios autores intentaron establecer clasificaciones más detalladas de la familia pano, aunque, debido a la falta de datos suficientes sobre muchas de estas lenguas, éstas suelen diferir considerablemente las unas de las otras. Loos (1999) clasifica a la familia pano en tres subgrupos mayores, con algunas lenguas que no pertenecen a ningún grupo, y entre estas últimas la mayoría ya se encontrarían extintas. En la clasificación de Gordon (2005), las lenguas pano son divididas en siete grupos geográficos, y algunas son clasificadas en cuatro subgrupos lingüísticos que no coinciden con los identificados por Loos. Para éste la lengua cashinahua, hablada con fluidez por aproximadamente dos mil de los casi seis mil miembros de este grupo étnico, pertenece al subgrupo yaminahua (iaminauá). La lengua sharanahua es, según Gordon (2005), probablemente la más próxima al cashinahua en términos genéticos. Una clasificación reciente (Amarante Ribeiro, en prensa) tiene por base treinta y cuatro lenguas Pano y trescientos dos conjuntos de cognados. Esta clasificación propone cuatro subgrupos mayores, de los cuales tres se dividen en varios niveles de subgrupos; según este autor, el cashinahua es más próximo al isconahua hablado en el Perú oriental –con menos de cien hablantes, esta lengua pano se encuentra actualmente bastante amenazada.

El cashinahua no dispone de cifras oficiales consistentes ni de estudios profundos relativos a su situación sociolingüística. No obstante, algunas tendencias y su posible impacto en la población analizada han sido observadas. El cashinahua es hablado en ambos lados de la frontera entre Brasil y Perú. Razones históricas llevaron a esta lengua a desarrollarse de forma diferente en cada uno de estos países. En el lado peruano, especialmente entre los adultos con más de treinta años, y sobretodo entre las mujeres, el porcentaje de bilingüismo todavía es bajo aunque con tendencia a aumentar; Gordon (2005) considera que entre el 5 y el 10% de la población es competente en español. Lo mismo vale para los cashinahuas originarios del río Curanja, quienes a partir de la década de 1970 migraron hacia el río Purús, en el lado brasilero. En esta zona el río pasa por los dos países, y hay jóvenes hablantes de una variedad regional de portugués o de español, que a veces incluso hablan ambas lenguas. La situación en la cuenca del Juruá es diferente: en esta región, la población nativa ha tenido contacto con la sociedad brasilera por más de 120 años, y muchos de los jóvenes cashinahuas son hablantes fluidos del portugués pero no de su lengua nativa, en la cual algunos se expresan con cierta dificultad. En este caso, se nota con frecuencia el fenómeno de code-switching en las conversaciones, y asimismo un gran número de préstamos lexicales del portugués en la variante del cashinahua hablado en el Juruá. En esta región, los cashinahuas son conocidos como “indios siringueros”, debido a que durante el boom de la explotación del caucho –a partir de finales del siglo XIX – la mayoría de ellos fue forzada a trabajar en los siringales, y por tanto a vivir en colonias en las cuales el portugués era utilizado como lengua franca.

En los años 1920

Uno de los testimonios del libro de Capistrano de Abreu (1914) revela que un conflicto interno provocó una dispersión: algunos cashinahuas se quedaron en la región del Envira, y otros migraron hacia la región del Jordão. Se sabe, no obstante, que en los años 1920, debido a un conflicto entre los cashinahuas y un siringuero, ocurrió una nueva dispersión. Como resultado de este conflicto, los cashinahuas, tradicionalmente originarios de la cuenca del Juruá, y sobre todo de la región del río Envira, acabaron dividiéndose, y algunos de ellos se refugiaron en Perú, originando así la división entre los cashinahuas del Brasil y a los cashinahuas del Perú. Debido a un aislamiento completo por más de veinte años, el grupo que se instaló en lo alto del río Curanja, Perú (en el Xapuya), no tuvo contacto con la sociedad nacional, conservando así muchos elementos de su cultura tradicional y de su lengua. En cambio, las comunidades cashinahuas del lado brasilero, en constante contacto con la sociedad nacional, acabaron abandonando buena parte de su tradición, consiguiendo sin embargo mantener su lengua y su identidad cultural. Tanto en la cuenca del Juruá como en la del Purús existe variedad dialectal, e incluso hasta en el mismo río Purús se diferencia el habla del Perú de la de Brasil. En el caso del Purús, hay una variedad reciente que presenta una influencia del español de Perú, y otra del portugués de Brasil. Lo mismo ocurre en la cuenca del Juruá, probablemente presentándose las variedades entre las diferentes áreas fluviales en las cuales viven los cashinahuas: Envira-Feijó, Humaitá-Muru, Tarauacá-Jordão, Breu.

El grupo cashinahua que se estableció en Perú en la quebrada de Xapuya, en el alto Curanja, restableció el contacto con la sociedad nacional solamente a finales de los años 1940, cuando cuatro hombres (dos más viejos y dos jóvenes) resolvieron descender el río Curanja para ver si se encontraban con un grupo indígena que por intercambio o trueque a veces dejaba instrumentos (herramientas y armas de metal) en sus chacras. En ese descenso encontraron a un grupo de marinahuas, hoy llamados sharanahuas. Muchos hombres de ese grupo no se encontraban en la aldea, porque trabajaban cortando madera para un mestizo no cashinahua (nahua) de nombre Demigio o Demetrio. Al saber de la existencia de otro grupo río arriba, Demigio partió para contactar a los cashinahuas y proponerles trabajar con la madera. Algunos lo acompañaron, y así otro grupo pasó a establecer contacto tanto con el grupo sharanahua como también con los madereros. Tres décadas más tarde, una parte de este grupo ya se encontraba establecida en ambas márgenes del alto río Purús.
Hubo algunos casos de migración intra-grupal. Después de una epidemia de sarampión, en 1951, que mató aproximadamente al 80% de la población cashinahua en Perú, los sobrevivientes migraron junto a sus parientes del río Envira, en Brasil. Como no consiguieron acostumbrarse al estilo de vida diferente de los siringales, la mayoría retornó en los años siguientes a Perú y fundó nuevas aldeas. Cuando Kenneth Kensinger los visitó por primera vez, en 1956, había en Perú apenas una centena de cashinahuas que habían regresado recientemente de Brasil. Nuevamente, en los años 1970, algunas familias del alto río Purús comenzaron a migrar río abajo y restablecieron contacto y alianzas matrimoniales con sus parientes brasileros del mismo río. Actualmente, son en especial los ancianos peruanos los que migran para Brasil para aprovechar una asistencia médica más desarrollada y una mejor ayuda social. Más allá de eso, se sabe que había también migraciones entre los diferentes territorios indígenas y los centros urbanos brasileros y peruanos. Un hombre o una mujer cashinahua pueden casarse con un cónyuge de la sociedad nacional; sin embargo, no se trata todavía de una práctica frecuente.

Cashinahua teachers and agroforestry agents participating in a linguistic workshop (1)
Cashinahua teachers and agroforestry agents participating in a linguistic workshop (2)

Profesores y agentes agroforestales cashinahuas participando de un taller de lingüística realizado en la aldea de Mucuripe/Playa del Carapanã en mayo de 2006 (©Camargo 2006)

En los dos países fueron introducidos programas de educación bilingüe. En Perú, ya durante la década de 1960 los misioneros del Summer Institute of Linguistics (SIL), o Instituto Lingüístico de Verano (ILV), desarrollaron los primeros materiales didácticos (www.ethnologue.com/show_language.asp?code=cbs). Mario Bardales, el primer profesor nativo formado por ellos, comenzó a trabajar en el campo de la alfabetización a inicios de los años 1970, en la aldea de Balta. Hoy en día, hay profesores indígenas y no indígenas (llamados “mestizos”) en cada aldea peruana. Dichos profesores enseñan todas las disciplinas. Los profesores cashinahuas son responsables del nivel elemental, y la lengua local es utilizada en la sala de clases, pero muchos de los profesores mezclan ambas lenguas, sobretodo en las clases de aritmética. Los profesores no cashinahuas arman grupos tanto de nivel elemental como también de los demás niveles; en este caso, solamente emplean el español. Lo mismo ocurre en Brasil, donde la formación de profesores indígenas fue iniciada en 1983 por la ONG Comisión Pro-Indio (CPI) del Acre, y luego retomada durante la década del 2000 por la Secretaría de Educación del Estado del Acre (SEE-AC).

La lengua cashinahua dispone de tres ortografías, y dos de ellas son empleadas oficialmente en la producción de material escolar: una en Perú y otra en Brasil. La primera grafía fue establecida por el ILV, y sigue el sistema fonológico de la lengua. La segunda fue elaborada por CPI-Acre durante los años 1980, y es medio-fonética, medio-fonológica.

Para concluir esta sección, puede constatarse que la lengua cashinahua está seriamente amenazada: por un lado, hay una población indígena relativamente numerosa pero que habla fluidamente su lengua nativa sólo en parte. Las variedades habladas en los diferentes territorios habitados por el grupo muestran grados diferentes de fenómenos de contacto con la lengua nacional (code-switching, préstamos lexicales, etc.). Estos fenómenos varían según la proximidad de la comunidad en cuestión con una ciudad brasilera o peruana, según la movilidad relativa de sus hablantes entre diferentes comunidades entre los dos países, y entre la comunidad y la ciudad.

La influencia de los medios de comunicación de masas (radio, televisión, video/DVD) también aumenta constantemente, ya que en los últimos años fue establecida una infraestructura de suministro de energía solar en algunas aldeas cashinahuas en ambos lados de la frontera. Es oportuno enfatizar la existencia de asociaciones cashinahuas, principalmente en las áreas más amenazadas de Brasil. Esas asociaciones hacen un esfuerzo considerable para proteger, mantener y en algunos casos hasta revitalizar la lengua y la cultura cashinahuas. Un ejemplo en este ámbito es el taller de lingüística para profesores cashinahuas realizado por Camargo y Reiter, en mayo de 2006, organizado en colaboración entre DoBeS-Cashinahua y la Organización de Profesores Indígenas del Acre (OPIAC).

Bibliografía:

  • Amarante Ribeiro, Lincoln Almir (en prensa). “Uma proposta de classificação interna de
    línguas da família Pano”.
  • Gordon, Raymond G., Jr. (ed.) (2005). Ethnologue: Languages of the World. 15th edition. Dallas, Tex.: SIL International.
  • http://www.ethnologue.com/show_language.asp?code=cbs
  • Kensinger, Kenneth M. (1998). “Los Cashinahua”. En: Santos Granero, Fernando (ed.).
    Guía Etnográfica de la Alta Amazonía. Volume 3. Quito: Fac. Latinoamericana de Ciencias Sociales Sede Ecuador, 1-124.
  • Key, Mary R. (1968). Comparative Tacanan phonology. With Cavineña phonology ad
    notes on Pano-Tacanan relationship. Janua Linguarum Series Práctica 50. Den Haag: Mouton.
  • Loos, Eugene (1999). “Pano”. En: Dixon, R.M. & Alexandra Y. Aikhenvald. The
    Amazonian Languages. Cambridge: CUP, 227-250.
  • McCallum, Cecilia (1989). Gender, personhood and social organization among the
    Cashinahua of Western Amazonia. Doctoral Dissertation. University of London.
  • http://pib.socioambiental.org/pt/povo/kaxinawa (30.1.2009)
  • Suárez, Jorge (1973). “Macro-Pano-Tacanan”. International Journal of American
    Linguistics, Vol. 39, No. 3, 137-154.